Trabajar demasiado o demasiado duro puede resultar en niveles extremadamente altos de estrés, especialmente si no tienes suficiente en el resto de tu vida para contrarrestarlo. Las ráfagas cortas de presión de vez en cuando son buenas para mantenernos desafiados y alerta en el trabajo, pero el estrés crónico y continuo es un asunto completamente diferente. Estudio tras estudio ha relacionado el estrés con todo tipo de problemas de salud, incluyendo presión arterial alta, infertilidad, indigestión, alergias, migraña, diabetes, úlceras, trastornos de la piel y depresión.
Dejar que el trabajo domine tu vida también significa que probablemente no hagas mucho ejercicio, si es que lo haces. El ejercicio mantiene tu cuerpo sano y te ayuda a lidiar con el estrés. También podría significar que no está durmiendo lo suficiente, lo que es esencial para una buena salud.
Si está trabajando demasiado, también hay una buena probabilidad de que esté ignorando su dieta. Tomar algo de la cantina de la oficina, tomar interminables tazas de café para seguir adelante y luego calentar una comida preparada por la noche porque no tiene la energía ni el tiempo para hacer algo mejor es una vía rápida para la mala salud.
Luego hay problemas de salud relacionados con la forma en que trabaja. Ya sea que esté operando un taladro o trabajando en la pantalla de una computadora, necesita descansos adecuados para darle a su cuerpo la oportunidad de recuperarse de pasar largos períodos en posiciones fijas. El exceso de trabajo a menudo significa no tomar suficientes descansos y pasar demasiado tiempo en la misma posición, y eso puede causar problemas físicos a largo plazo, como RSI, lesiones en la espalda y fatiga ocular.