Es el Día de San Valentín, así que dondequiera que voy, los vendedores han aparecido para vender cestas de regalo envueltas en celofán, osos de peluche rosados y racimos de rosas rojas de tallo largo. Nunca pensé de dónde venían estas rosas hasta que visitamos Ecuador el año pasado.
Casi todas las rosas de tallo largo que se venden en los Estados Unidos provienen de América del Sur, y la mayoría de esas rosas provienen de Ecuador. Hay dos razones para ello. En primer lugar, las rosas crecen perfectamente rectas solo cerca del ecuador, donde el sol brilla perpendicularmente al plano. En segundo lugar, la gran altitud de las regiones ecuatoriales cerca de Quito también ofrece una poderosa radiación solar que hace que las flores crezcan más fuertes, con tallos más gruesos y colores vibrantes uniformes. Debido a esta combinación de factores, los vendedores que venden rosas de Ecuador son considerados entre los mejores del mundo.
Invernaderos ecuatorianos, vistos desde el aire
Cuando viajamos de Quito a la ciudad de mercado indígena de Otavalo, nuestro autobús pasó por el corazón de la industria de rosas del condado. Hileras de invernaderos cubren el paisaje durante muchos kilómetros. Está claro que esta industria es el alma de estas comunidades. Un municipio que pasamos tenía un cartel con el nombre de la ciudad y su lema, «Pedro Moncayo: Capital Mundial de las Rosas.»No pudimos visitar la ciudad principal de la región, Cayambe, pero otro viajero nos dijo que tiene un bonito mercado de flores cortadas, aunque supongo que las mejores flores están reservadas para la exportación.
Monumento a las Rosas en Pedro Moncayo, Ecuador
La industria domina esta región y la economía local ha florecido del comercio mundial de rosas. Más del 80% de todos los trabajadores de la provincia trabajan en la industria de las rosas, y el crecimiento global de la demanda (el más alto cerca del Día de San Valentín y el Día de la Madre) ha traído mejoras económicas a la región previamente empobrecida.
Invernaderos en Pedro Moncayo, Ecuador
Pero como con cualquier desarrollo económico rápido, hay desventajas para los trabajadores y las comunidades. Estos grandes cultivadores a menudo dependen de grandes dosis de pesticidas tóxicos, fungicidas y fumigantes para cultivar rosas perfectas e impecables. Las empresas a menudo no proporcionan el equipo de protección necesario a los trabajadores, y esta exposición plantea graves riesgos para los trabajadores que están rodeados de ellos todo el día, todos los días. Estos contaminantes a menudo llegan al suministro de agua local, lo que exacerba estos problemas de salud.
Si le preocupan las condiciones de trabajo y el impacto ambiental de las flores que compra, busque flores certificadas por Comercio Justo o Veriflora. Estas organizaciones internacionales de inspección aseguran que los fabricantes asociados proporcionen una compensación justa, condiciones de trabajo seguras y un proceso de producción menos contaminante.
No compro flores cortadas regularmente, prefiero plantas vivas que puedo disfrutar por más tiempo, pero cuando lo haga, buscaré esos logotipos.