«Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que Él os exalte a su debido tiempo, echando sobre Él todo vuestro cuidado, porque Él cuida de vosotros.»(la Biblia, 1 Pedro 5:6-7)
Cada temporada de tu caminar con Dios tiene su parte de lágrimas: lágrimas derramadas en momentos de alegría, tristeza o combate intenso. Cada día es único, trayendo su propio conjunto de nuevas situaciones, emociones y desafíos.
Pero no importa lo que te espera hoy, ¡Dios está contigo! Y aún más, está luchando por ti. Incluso si actualmente se enfrenta al mayor desafío de su vida, tenga la seguridad de que Él está presente, allí mismo con usted. Comience a hablar sobre su vida lo que el rey David dijo: «Aunque muchos deseen luchar y la marea de la batalla se vuelva contra mí, por su poder estaré a salvo y seguro; la paz será mi porción.»(Salmo 55: 18, TPT) El Señor va a hablarte, a mostrarte el camino y a guiarte. No caerás. ¡No te rendirás!
Cuando el desaliento llama a la puerta de tus pensamientos y tu alma, no abrirás la puerta porque tu confianza está en Dios a ¡un Dios fiel con el que siempre puedes contar! Nunca habrá un momento en el que deje de cuidarte, en el que no esté cuidando de ti. ¡Dios es tu Padre y Defensor a tiempo completo! Nunca se toma un descanso. Cuando lo llames, ten la seguridad de que nunca te dirigirán al buzón de voz ni te pondrán en espera.
¡Tu Padre celestial te ama con un amor que no conoce fin! Él está cuidando de ti en cada momento.