Historia de las Campanas de Viento
Las campanas de viento tienen una historia larga y variada, con desarrollos que abarcan culturas, continentes y usos. Los hallazgos arqueológicos se remontan a casi 5000 años. En el Sudeste asiático se encontraron restos de campanas de viento hechas de hueso, madera, bambú y conchas alrededor del año 3000 a.C. Se pensaba que las campanillas alejaban a los malos espíritus. Un uso más práctico en Indonesia era asustar a las aves de los cultivos.
En 1100 a.C., los chinos fueron los primeros en apreciar las propiedades musicales y artísticas de las campanas y campanas de viento. Los chinos desarrollaron el arte de sonar las campanas y las campanas de metal se colgaban de los aleros en templos y pagodas para alejar a los malos espíritus. También se usaban como señales de advertencia cuando las fuerzas incontrolables de la naturaleza estaban a punto de impactar en el medio ambiente, por ejemplo, tifones, tsunamis.
Los chinos usaban la música de las campanadas para expresar emociones y establecer una atmósfera de paz y armonía. A los budistas les gustaba colgar cientos o incluso miles de campanillas de viento o campanas en templos, santuarios y pagodas. Causando durante los momentos de brisa una sensación de sonido auspiciosa casi abrumadora.
En la década de 1800, las campanas de viento se extendieron de China a Japón y luego al mundo occidental. Los tonos suaves de windchimes se hicieron eco de la música de la brisa, creando una atmósfera meditativa de paz y calma.
Escuchar el sonido de windchimes crea un estado de equilibrio, alivio, serenidad y paz. Las campanas de viento cambian los estados de ánimo y la atmósfera. Inspiran paz y armonía en nuestras vidas ocupadas, calmantes, relajantes y curativas.