Las personas en coma muestran la diferencia entre dos tipos de función cerebral: la que controla nuestra conciencia superior, nuestra capacidad de hacer bromas y ser conscientes de sí mismas, y la que ayuda a que nuestros cuerpos continúen funcionando mientras estamos abajo para la cuenta. Estas características, como la respiración, la frecuencia cardíaca y la digestión, forman parte del sistema nervioso autónomo y pueden continuar por sí mismas mientras el cerebro está en coma, dependiendo de la causa del problema y de cómo haya afectado a otras partes del cuerpo. Se descubrió en 2014, por ejemplo, que los pacientes que entraban en coma después de un paro cardíaco tenían más probabilidades de recuperarse si sus frecuencias cardíacas mostraban un cierto patrón.
Algunas personas en coma necesitarán ayuda respiratoria con un aparato respiratorio artificial; todos requerirán alguna forma de mantenerlos hidratados y alimentados, un proceso que generalmente se realiza mediante inyección intravenosa en las venas. Si los pacientes en coma ahora carecen de los reflejos para tragar y limpiar sus vías respiratorias de saliva, se ahogarán o desarrollarán problemas en las vías respiratorias, y necesitarán intubarse (colocar un tubo respiratorio artificial).
Uno de los problemas más comunes que enfrentan los pacientes en coma que se recuperan es el nivel de atrofia muscular que han sufrido durante su período de inconsciencia. Causado por la inactividad prolongada, este tipo de desperdicio muscular no se limita solo a los pacientes en coma; los músculos requieren un uso continuo para mantener la fuerza y el tamaño, y estar quietos durante largos períodos significa que se desvanecen.
Estamos descubriendo cosas nuevas sobre los comas, la recuperación y cómo funciona la falta de conciencia del cerebro todo el tiempo. En 2017, por ejemplo, los científicos llegaron a los titulares al hacer que un hombre de 35 años que había estado en un estado vegetativo persistente desde los 20 años entrara en un estado de «conciencia mínima» al estimular el nervio vago, uno de los más grandes de todo el cuerpo. Pero esto no significaba que estuviera «despierto»: conciencia mínima significa que tiene mucha más actividad cerebral y reacciona a estímulos, desde seguir cosas con los ojos hasta mostrar sorpresa en la cara, pero no puede hablar ni mostrar una función de atención superior. Es un gran paso adelante, pero tampoco es concluyente, porque los comas difieren radicalmente entre las personas y el cerebro es un órgano enormemente complejo e interesante que hace muchas cosas complicadas cuando está herido.