Además de detener el abuso de drogas, el objetivo del tratamiento es devolver a las personas a un funcionamiento productivo en la familia, el lugar de trabajo y la comunidad. De acuerdo con una investigación que rastrea a las personas en tratamiento durante períodos prolongados, la mayoría de las personas que ingresan y permanecen en tratamiento dejan de consumir drogas, disminuyen su actividad delictiva y mejoran su funcionamiento ocupacional, social y psicológico. Por ejemplo, se ha demostrado que el tratamiento con metadona aumenta la participación en la terapia conductual y disminuye el consumo de drogas y el comportamiento delictivo. Sin embargo, los resultados individuales del tratamiento dependen de la magnitud y la naturaleza de los problemas del paciente, la idoneidad del tratamiento y los servicios relacionados utilizados para abordar esos problemas, y la calidad de la interacción entre el paciente y sus proveedores de tratamiento.
Las tasas de recaída de la adicción se asemejan a las de otras enfermedades crónicas como la diabetes, la hipertensión y el asma.
Al igual que otras enfermedades crónicas, la adicción se puede manejar con éxito. El tratamiento permite a las personas contrarrestar los poderosos efectos disruptivos de la adicción en el cerebro y el comportamiento y recuperar el control de sus vidas. La naturaleza crónica de la enfermedad significa que la recaída al abuso de drogas no solo es posible, sino también probable, con tasas de recurrencia de síntomas similares a las de otras enfermedades médicas crónicas bien caracterizadas, como la diabetes, la hipertensión y el asma (consulte la figura, «Comparación de las tasas de Recaída entre la Adicción a las Drogas y Otras Enfermedades Crónicas»), que también tienen componentes fisiológicos y conductuales.
Desafortunadamente, cuando ocurre una recaída, muchos consideran que el tratamiento es un fracaso. Este no es el caso: el tratamiento exitoso para la adicción generalmente requiere una evaluación y modificación continuas según sea apropiado, similar al enfoque adoptado para otras enfermedades crónicas. Por ejemplo, cuando un paciente está recibiendo tratamiento activo para la hipertensión y los síntomas disminuyen, el tratamiento se considera exitoso, aunque los síntomas pueden reaparecer cuando se interrumpe el tratamiento. Para el individuo adicto, los lapsos en el abuso de drogas no indican fracaso, sino que significan que el tratamiento debe restablecerse o ajustarse, o que se necesita un tratamiento alternativo (consulte la figura «¿Por qué el Tratamiento de la Adicción se evalúa de manera Diferente?»).
