Venustiano Carranza

Durante mucho tiempo, los estudiantes de historia mexicana han necesitado un buen estudio biográfico de Venustiano Carranza. Junto a Madero, el líder central más importante de la Revolución Mexicana, Carranza alcanzó fama como Primer Jefe en organizar la resistencia a la usurpación de Huerta y se desempeñó como presidente constitucional desde 1917 hasta su propio derrocamiento y muerte en 1920. Hasta ahora, los estudiosos han tenido que confiar casi por completo para los relatos de primera mano de Carranza en comentaristas contemporáneos cuyas observaciones sufren de falta de perspectiva o partidismo excesivo. Ahora Alfonso Taracena, el periodista e historiador mexicano conocido por sus estudios de Madero y por Mi vida en el vértigo de la Revolución Mexicana, ha escrito una biografía del líder revolucionario. En ausencia de una obra comparable, su Venustiano Carranza será útil. Al mismo tiempo, el autor no logró realizar el potencial que encierra su tema.

Dados los aspectos controvertidos e incluso contradictorios de la carrera política de Carranza, un biógrafo lógicamente podría tomar una de tres estrategias: representar a Carranza de manera muy desfavorable como una mediocridad egoísta y vengativa que usó un movimiento revolucionario para promover sus propias ambiciones políticas infladas; o al contrario, mostrar al Primer Jefe como un estabilizador civil indomable de una causa revolucionaria, finalmente derrotado por los militares; o, lo mejor de todo, presentar un estudio exhaustivo que enfatizaría la documentación equilibrada y el análisis de caracteres en preferencia a partidismo. El defecto del libro de Taracena es que no está adaptado a ninguna de estas especificaciones, y por lo tanto carece de un enfoque claro.

Para su evidencia, Taracena se ha basado principalmente en recuerdos, especialmente de carrancistas, o documentos hechos públicos mientras se desarrollaban los eventos. Al escribir una biografía semipopular para la serie» México heróico», publicada por Jus, el autor no sintió la obligación de descubrir cantidades de nuevos materiales en los que basar su estudio. Algún día será esclarecedor leer una biografía del Primer Jefe basada especialmente en un examen exhaustivo de los archivos del ejército mexicano y de relaciones exteriores.

La primera mitad de la biografía de Taracena es exitosa, pero pierde claridad e impacto en la discusión de los importantes últimos seis años de la vida de su sujeto. El autor relata perceptivamente los años porfiristas y reyistas del Primer Jefe, su incómoda relación con Madero y sus acciones en todas las facetas de la crisis de 1913. Sin embargo, es mucho menos efectivo en el análisis de la división con Villa, las diferencias con Obregón, el asesinato de Zapata, el pensamiento social de Carranza y su actitud hacia la elaboración de la constitución de 1917, y los méritos y deméritos de sus políticas durante los tres años de su presidencia. Las obras de eruditos estadounidenses como Quirk y Clendenen son preferibles para obtener información sobre la ocupación de Veracruz, la Convención de Aguascaliente y los movimientos de Villa. En conclusión, se aconseja a los estudiosos que utilicen este estudio mientras esperan que aparezca una biografía definitiva de Carranza.

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